Coliflor con bechamel y bacon. ¡la mejor receta!
¡La coliflor con bechamel y bacon nunca ha sido tan tentadora! En un abrir y cerrar de ojos, tendrás listo este plato sublime que marida la textura aterciopelada de la bechamel con el bacon doradito y crujiente, ideal para una cena impresionante.
Ingredientes estrella
¡Prepárate para enamorarte de la coliflor! Sí, has leído bien. Esta humilde verdura, que quizás solo has probado en ensaladas, se transforma en una verdadera delicia cuando la bañas en una salsa bechamel que es pura seda y la coronas con bacon que cruje al morder. ¡Es una combinación ganadora!
Desde mi infancia, la coliflor ha estado presente en mi mesa, pero nunca de una forma tan espectacular. La clave está en la bechamel, con su textura rica y su capacidad para unir todos los sabores. Y el bacon, ¡ay el bacon! Aporta ese toque ahumado y esa textura que hace que cada bocado sea una pequeña celebración.
En mi casa, este plato se ha convertido en un clásico de los domingos. Y es que, además de ser ridículamente fácil de preparar, es la excusa perfecta para juntarse y disfrutar. Te animo a que lo pruebes y le des tu propio giro. ¿Te va lo picante? Unas semillas de chile le darán ese fuego que buscas. ¿No comes carne? Prueba con trocitos de tofu ahumado y verás que el resultado es igual de apetecible.
Recuerda, la cocina es un lienzo, y tú eres el artista. Experimenta, disfruta y comparte tu obra maestra de coliflor con bechamel y bacon. ¡No te arrepentirás!
Preparación de la coliflor
¿Preparado para darle vida a esa coliflor? Yo siempre empiezo con estos pasos sencillos:
- Selección: Busca una coliflor que te llame la atención, que sea firme y tenga un color blanco radiante. ¡Como si te estuviera diciendo "cómeme"!
- Limpieza: Dale un buen meneo bajo el agua fría para que quede limpia y apetecible. Imagínate que estás bañando a un bebé, ¡con delicadeza pero a conciencia!
- Cocción: Ponla a nadar en una olla con agua salada hirviendo. Aquí viene mi secreto: sácala justo cuando esté al dente, para que conserve esa textura que tanto nos gusta. ¿Mi consejo? No te alejes mucho de la cocina, porque el punto perfecto de cocción es fugaz.
Y no olvides que la coliflor es como un lienzo en blanco, lista para que dejes volar tu creatividad. Añade especias, hierbas o lo que te inspire en el momento. ¡Haz que cada bocado sea una pequeña fiesta en tu paladar!
Elaboración de la bechamel
¡La bechamel! Ese toque cremoso que transforma cualquier plato en una delicia. ¿Quién iba a decir que con unos simples ingredientes podríamos viajar a los bistrós de París? ¡Vamos allá!
Para esta aventura culinaria, necesitarás:
- Leche entera, que nos recuerda a los campos de Normandía.
- Harina de trigo, el espolvoreado mágico que espesa sueños.
- Mantequilla, ese oro amarillo que nos hace suspirar.
- Nuez moscada, un pellizco de exotismo en tu cocina.
- Sal, la esencia de la Tierra que no puede faltar.
¿Listo para el ritual? Aquí te dejo mis secretos:
- Funde la mantequilla con amor, sin prisas, hasta que esté lista para abrazar la harina.
- La harina se une al baile en la sartén, removiendo sin descanso para que el roux cobre vida.
- La leche entra en escena, caliente y acogedora, uniéndose gota a gota a este vals culinario.
- Es el momento de la nuez moscada y la sal, que se esparcen como estrellas en el firmamento de la salsa.
- Con paciencia, sigue el compás de la cuchara hasta que la bechamel te susurre al oído que está lista.
En mi casa, la bechamel es sinónimo de reunión familiar y risas alrededor de la mesa. ¿Y en la tuya? ¿Te animas a añadir tu toque personal con alguna especia que te transporte a tus recuerdos más queridos? ¡Experimenta y comparte tu versión!
Crujiente de bacon
¿Sabías que el secreto de un plato de diez está en el crujiente de bacon? No exagero cuando digo que un buen bacon puede elevar tu coliflor con bechamel a otro nivel. Y aquí te cuento cómo conseguir ese punto crujiente que hará que tus comensales se chupen los dedos.
Lo primero es ir a la caza del bacon perfecto. Yo siempre busco uno que tenga ese aspecto jugoso, con una proporción ideal de carne y grasa; eso sí que es amor a primera vista. Luego, al cortarlo, imagínate que estás esculpiendo una obra de arte: no muy fino, para que al freírlo no se quede en nada, pero tampoco tan grueso como para que no crujan esos bordes dorados que tanto nos gustan.
El truco para que quede perfecto es cocinarlo a fuego medio-alto, vigilando y moviéndolo para que se dore de forma pareja. Es como un baile lento con el bacon, donde cada vuelta es un paso más hacia la gloria crujiente.
Y ahora, un secretillo entre tú y yo: me encanta añadirle un toquecito de miel y pimentón justo antes de terminar la cocción. Esa combinación de dulce y ahumado es pura magia. ¿Te atreves a probarlo? Te aseguro que una vez que lo hagas, no habrá vuelta atrás.
Montaje del plato
¡Prepárate para la magia del montaje! Siempre me emociono en este paso porque es cuando ves cómo todos los ingredientes se unen para crear algo maravilloso. Te prometo que vas a disfrutar tanto del proceso como del resultado.
La coliflor ya está en su punto, como la que hacía mi abuela, suave por dentro y con ese toquecito dorado por fuera. Extiéndela en la fuente como si estuvieras pintando un lienzo, cada flor es una pincelada en esta obra de arte comestible.
La bechamel debe ser sedosa y envolvente, como un abrazo cálido a la coliflor. Viértela generosamente, piensa en las cascadas de chocolate en una fuente, pero en versión bechamel. ¿Se te hace la boca agua? A mí también.
El bacon, ah, ese crujido glorioso. Repártelo con amor sobre la capa de bechamel, como si estuvieras adornando un árbol de Navidad. En mi casa nunca falta el bacon, y siempre acabo poniendo un poco más de lo que dice la receta, ¡es nuestro pequeño secreto!
Y ahora, el gran final: el gratinado. Cubre todo con queso rallado, como si fuera nieve cayendo suavemente sobre una montaña, y gratina hasta que esté dorado y crujiente. Esa textura es la que hace que todos en casa vengan corriendo a la cocina.
Truquito del chef: A veces, me gusta añadir unas hojitas de tomillo fresco o romero antes de gratinar para darle un aroma campestre. ¡Experimenta y hazlo tuyo!
Receta
¡Coliflor con bechamel y bacon, un giro sorprendente!
Preparación: 20 minutos
Cocción: 30 minutos
¿Quién diría que la coliflor podría ser la estrella de tu mesa? Esta receta de coliflor con bechamel y bacon es una auténtica revelación. Desde que la probé en casa de mi abuela, no he dejado de hacerla. ¡Espero que te enamore tanto como a mí!
Ingredientes
- 1 coliflor mediana, cortada en ramilletes y lista para enamorar
- 200 g de bacon, cortado en tiras que crujirán en tu boca
- 50 g de mantequilla, el secreto para una bechamel sedosa
- 50 g de harina de trigo, el toque mágico para espesar
- 500 ml de leche entera, para una cremosidad de ensueño
- Una pizca de nuez moscada, el aroma que te transportará
- Sal y pimienta al gusto, porque tú mandas en tu cocina
Si te falta algún ingrediente, ¡no pasa nada! Experimenta con leche de almendras para un toque diferente o cambia el bacon por pechuga de pavo si buscas una opción más ligera. La cocina es un lienzo, ¡y tú eres el artista!
Instrucciones paso a paso
- Enciende tu horno a 200°C y sumérgete en la magia de cocinar. Hierve la coliflor en agua con una pizca de sal, hasta que esté al dente. Recuerda, ¡queremos textura!
- En una sartén, crea la bechamel fundiendo la mantequilla, espolvoreando la harina y vertiendo la leche poco a poco. Remueve hasta que la mezcla te susurre con su espesor. Añade la nuez moscada y ajusta de sal y pimienta.
- Dora el bacon hasta que esté irresistiblemente crujiente. ¡Es el momento de la verdad!
- Monta el espectáculo en una fuente para horno: una capa de coliflor, una lluvia de bechamel y un tesoro de bacon. Repite y corona con bechamel. ¡Que no falte el bacon!
- Hornea hasta que la cima de tu creación esté dorada como el sol. Deja que repose y se componga antes de presentarla.
Este plato es un abrazo en forma de comida, ideal para compartir en familia o para dejar boquiabiertos a tus invitados. Acompáñalo con una ensalada ligera y crujiente. Y cuando lo pruebes, ¡comparte tu experiencia! Sube una foto y etiquétame, ¡quiero ver cómo te ha quedado!